viernes, 20 de septiembre de 2013

LUIS GARDOI “MAKALA”

Un pelotari de leyenda que vivió en Gernika

Luis Joaquín Gardoi Lekunberri nació en Bilbao el 1 de septiembre de 1881, probablemente en la calle Iturribide. Fue bautizado en la Iglesia de los Santos Juanes siendo sus padres Cándido Gardoi Zuazua y Atanasia Lekunberri Uriarte (nacida en Axpe Busturia, el 2 de mayo de 1855). Sus abuelos maternos fueron Juan Bautista Lekunberri Izagirre y María Dolores Uriarte Kalzada. Desconocemos el nombre de los paternos.
De su juventud sabemos que aprendió a jugar a cesta en el frontón “El Patronato” y que más tarde debutó en Bilbao. Jugó en los mejores frontones del mundo: Jai-Alai de la Habana y Jai-Alai de Cienfuegos, ambos en Cuba, Jai-Alai de San Luis (Missouri), Nacional (México), Lima (Perú),…
Periplo Cubano
Luis Gardoi, Makala, llegó a Cuba a bordo del vapor “Reina María Cristina” al ser contratado, durante el periodo de 1902-1910, para jugar en el Jai-Alai de la Habana, 
edificio más conocido por los aficionados a la pelota vasca como “El Palacio de los Gritos”. Por su modo de jugar y su gran simpatía, estuvo en el trono de la popularidad durante la primera decena.
En aquellos tiempos había sombreros de paja, camisas, corbatas, zapatos y puros a lo Makala; industrias que tenían esta expresión por lema y llevaban en sus artículos la fi rma del batallador delantero. También se hizo popular en toda la isla la frase Aire Makala, utilizada como voz de estímulo. Incluso se le decía esta frase al notable jugador de los cuadros alegres en la cancha, para incitarle durante el juego.
Este jugador era muy querido y respetado por los reporteros de la época, quienes, junto a la mención de su nombre artístico, siempre escribían Don Luis. Makala quiere decir “fl ojo” en euskera, pero en Cuba, por su juego, simpatía, popularidad y hasta por sus conocimientos sobre el béisbol, Luis Gardoi se comportó siempre como todo lo contrario demostrando, tanto dentro como fuera de la cancha, ser un portento.
Era un pelotari que sobresalía por su juego batallador y una pasión que le hacía desplazarse a los cuadros del zaguero para tapar pelotas. Su extraordinaria simpatía fue tal que alcanzó popularidad nacional en una época en la que la cesta punta sólo era vista por un público reducido de la Habana. En una ocasión la hija del presidente de EEUU hizo un viaje a la Habana y quiso ver jugar al famoso Makala. Tras el partido, le avisaron para que subiera al palco a saludarla. Ella se quitó una rosa que llevaba en la solapa y se la dio y él la conservó hasta el día del bombardeo, con el recorte del periódico que recogía la noticia.
Aquellos fueron los tiempos de la famosa rivalidad de Makala-Isidoro-Erdoza en los cuadros alegres de Concordia y Lucena. Tal vez a esta época de oro corresponda el  elato de aquellos espectadores que, a pesar de una huelga de tranvías y coches de alquiler en la Habana, caminaban largas distancias para ir al frontón. Cuentan que una vez, en el último partido de una temporada, Makala y Navarrete llevaban ventaja de 22-9 frente a Isidoro, Michelena y Olaskoaga. Entonces, desde el público, arrojaron uno de aquellos vasotes para tomar agua con panales, refresco muy en boga en la época, que cayó a los pies de El Chato en el cuadro 4. En ese mismo momento se detuvo el encuentro, barrieron la cancha e Isidoro se puso furioso. El resultado fue de 28-29, llevándose el trío “el tanto de la bulla”, es decir, el tanto que defi nía a los ganadores. En la temporada siguiente apareció un anuncio en lo alto del frontón Jai-Alai: “Se prohíbe arrojar objetos a la cancha”, ya que el hecho de pagar una localidad no eximía a ningún espectador de mostrarse educado.
Otra anécdota recordada de Makala fue un partido jugado, a principios del año 1900, junto con Chiquito de Vergara contra el trío de Eloy, Chiquito de Irun y Pepe Miche. Iban ganando 29-19 a falta de un punto para la victoria. El encuentro llegó a la igualada trágica de 29-29. El frontón Jai-Alai dio entonces especial muestra de porqué se había llamado para siempre el Palacio de los Gritos. Al hacer el saque el delantero contrario, vociferaron desde el público la popular frase Aire Makala y el batallador delantero se fue al resto en el cuadro tres. La pelota abrió un agujero en su cesta y la traspasó. Por esta razón, Makala perdió un partido inolvidable para él y para todos. También escribió crónicas sobre el béisbol y le dirigió una carta al director del Club Habana, aparecida en la revista El Score, el 24 de octubre de 1902, de la cual reproducimos algunos fragmentos:
Compañero, amigo:
Siento simpatía por V.,…y cuantos… directores tiene la pelota yanqui pero me parece que no conocen bien a sus pelotaris. Por ejemplo: … Napoleón no llegará a ser Eloy, Zabarte, ni Isidoro, ni ningún yo. En cambio puede ser un Trecet, un gran Machín, Olascoaga ó pequeño de Abando. Mándelo usted atrás. Hay que  descubrir las aptitudes... Prats ya está muy viejo; Arcaño cansado: el club… le resulta a V. un museo  arqueológico… Véngase por el Frontón y charlaremos más. Macala El redactor de “Tutti Frutti”, sección de El Score donde se insertó esta carta, le respondió en el mismo número del siguiente modo:
Y es cierto: la gente es nada, 
Por lo cansada y vetusta.
A mí en realidad 
me gusta El consejo de Macala.


Frontón Condal de Barcelona
En aquella época Makala jugó un partido con Zamora contra Rigau y Rovirosa, una de las mejores parejas de aficionados campeones de España. Su pareja, Ricardo Zamora, era considerado el mejor portero de fútbol del mundo y participaba como aficionado en el frontón Condal de Barcelona, donde su padre ejercía como médico. Según las crónicas, quienes vieron jugar a Ricardo Zamora aseguraron que de haberse dedicado a la cesta hubiera sido un buen pelotari. En dicho partido, Makala jugó de zaguero, a pesar de que su puesto era de delantero. Luis Gardoi contrajo matrimonio, en 1917, con Lorenza Martín que regentaba una fonda junto al frontón Condal de Barcelona, a donde iban a hospedarse todos los grandes pelotaris del momento. 
Cuando Makala se retiró de la pelota, la familia vino a vivir a Gernika-Lumo en el año 1923, residiendo en una vivienda de la calle Ocho de enero. El frontón de Gernika fue construido por el arquitecto Castor Uriarte e inaugurado el 14 de junio de 1925, en la calle Industria. Los terrenos y la construcción del edificio costaron a sus promotores 250.000 pesetas. Su frontis tenía 11 x 10 m y su cancha una longitud de 45 m, dividida en trece cuadros, de los cuales los cuatro primeros eran de 3,32 m y el resto de 3,53 m. Su capacidad de aforo era de 1.500 localidades. El primer partido que se jugó fue entre la pareja Etxabe II y Etxabe III contra el trío Baltasar, Chortena y Chiquito de Azkoitia. En su época de profesor de la escuela de cesta punta salieron, en el periodo comprendido entre los años 1925 y 1933 unos de 186 pelotaris profesionales que surtían a los frontones de todo el mundo. Fue famoso el primer cuadro que fue a jugar a Bogotá. Debemos destacar como figuras puntistas gernikesas a José María Hormaetxea que jugó con el sobrenombre de Gernika, el primer embajador de nuestro pueblo por todo el mundo. Gernika jugó en los frontones de Miami, Cuba, China y Filipinas y al finalizar su brillante carrera deportiva  egentó un restaurante al que llamó “Gernika”. También cabe mencionar a Julio  ormaetxea (hermano de José María), destacado pelotari en el Novedades de Barcelona, que murió joven durante la Guerra Civil.

Profesor en el frontón de Gernika
Luis Gardoi, además de dedicarse a ser profesor de la escuela de pelotaris de cesta punta, también ejerció de vicepresidente del Gernika Club de futbol, de tesorero de la Asociación del Montepío Español de pelotaris de cesta punta y fue concejal en el último Ayuntamiento monárquico presidido por José López de Calle. Finalmente, Makala murió en Bilbao el 23 de septiembre de 1939, a los 58 años de edad. Todos los aficionados a la pelota vasca tendrán en su mente al gran embajador que llevó la cesta punta por el mundo.


-Equipo Gernikazarra Historia Taldea: “150 años de la pelota a mano en Gernika-Lumo”, en: Aldaba Gernika-Lumoko Aldizkaria, 131 (2004), pp. 37-49.
-VVAA: “La pelota en Gernika”, en: Gernika Zaharra, pp. 171-180. Gernika-Lumo, 1987.
-MÉNDEZ MUÑIZ, Antonio: La Pelota vasca en Cuba, su evolución hasta 1930.
-BEASKOETXEA, Gonzalo: Xisteraren Historia. Historia de la Cesta Punta. Gernika-Lumo, 2005.
-MAURE RUBIO, Lilia y BEASKOETXEA, Gonzalo: Gernika Jai-Alai, Arquitectura e Historia. Gernika-Lumo, 2008.
-Datos facilitados por Edorta Basterretxea.

Texto: Juan Antonio Sagredo
Fotos: J. A. Sagredo y Gernikazarra
XV, núm. 178 (2013), 403-405