domingo, 30 de diciembre de 2012

EL TEMPLO MÁXIMO DE LA PELOTA

Cerca del Frontón Jai Alai o Palacio de los gritos, otro gran frontón industrial se inauguró en Habana en enero de 1921. Se llamaba Nuevo Frontón, y se le calificaba de Palacio de las luces. Estaba en la manzana limitada por las calles Marqués González, Desagüe, San Carlos y Peñalver, donde hoy se halla la sede de la CTC, y tuvo una vida anómala y breve. Aunque se había pretendido construir el “Templo Máximo de la Pelota”, el apresuramiento había provocado que, por ejemplo, el frontis no fuera lo suficientemente vivo.
En verano de ese primer año, como el Palacio de los gritos tenía que cerrar forzosamente durante tres meses, el Nuevo Frontón contrató 42 pelotaris que dieron brillo al recinto. Entre ellos estaban Eloy, Alfonso (Alfonso Olalquiaga, que murió dos años después en México), Irigoyen mayor, Blenner (zaguero al que le llamaban El alemán, por el origen de su padre, siendo su madre vasca), Jáuregui, Erdoza menor, Eguíluz (Emilio, que era cubano, hijo de vasco), Otegui, Larrinaga y otros. Pero poco después surgieron problemas económicos entre la empresa y los pelotaris, y la empresa prefirió probar durante el año 1922 con otras modalidades como la pala y el remonte en las que los pelotaris solicitaran menores salarios.
Cuando iban a reanudarse las actividades de cesta punta, en diciembre de 1922, el alcalde de La Habana prohibió las apuestas, fuente principal de ingreso de la empresa, por lo que el frontón tuvo que desviarse a ofrecer funciones de boxeo y conciertos de música popular. En mayo de 1923 se reanudó la cesta punta, que se jugó hasta que en 1926 un devastador ciclón, un fenómeno atmosférico funesto para los frontones cubiertos, desmanteló el edificio.
Extraido de "LA PELOTA VASCA EN CUBA"

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